Mientras seguimos debatiendo sobre si construir o no más ciclovías, se nos saturaron las calles de ciclistas con mochilas herméticas a la espalda.
El sector inmobiliario, por su parte, sigue diseñando edificios con casillas solo para cartas, siendo que las cajas de compras no dejan de apilarse tras el mesón del conserje.
A escala urbana, seguimos planificando la ciudad sin considerar el potencial que ciertas comunas y barrios tienen a nivel estratégico como nodos de distribución intermedios.
Las empresas todavía cuentan con su “camión repartidor”, mientras nuevos formatos de transporte de productos, versátiles y
Huertos, Drones y Repuestos
Hoy, que es mi día libre, me tocó hacer un turno. Subí a la azotea y coseché dos kilos de tomates, quince pimentones, doce zapallos italianos, varias albahacas, unas cuantas lechugas y cuatro melones. Además, me tocaba chequear el riego, desde que racionalizaron el agua tenemos que estar muy atentos, y desfungizar todo.
No era mi plan, cuando entré a estudiar sociología, mucho menos cuando saqué mi magíster, terminar a cargo del huerto cooperativo del edificio en el que vivo en Ñuñoa. Pero tampoco tenía muchas más opciones: no se están abriendo nuevos cupos académicos, estoy sobrecalificado para muchas empresas y los estudios están cada vez más automatizados.
Mi trabajo part-time apenas me da para cubrir el arriendo, así que no me quejo: administrar la cooperativa complementa mis ingresos y aparte me gusta, de vez en cuando, pasar un par de horas con las manos en la tierra, sin escuchar a Siri. Ha sido todo muy rápido. Hace dos años nos ganamos el subsidio que entregan los ministerios de Vivienda y Agricultura para reconvertir azoteas y veredas en superficies productivas.
La idea era abastecernos solo a nosotros, pero terminamos generando un sobrestock que vendemos a buen precio. La venta y distribución, por supuesto, se hace a través de la app que maneja esta flota de vehículos autónomos de reparto que han invadido la ciudad. Son excesivamente puntuales, y además mantienen el producto fresco y climatizado. Son parecidos a los que me salvaron el otro día, cuando estaba pedaleando en la ciclovía del cerro Manquehue: en plena subida, el sensor de la bici me avisó que el pedal estaba a punto de romperse.
Con la app de la tienda pedí un repuesto, que se fabricó al tiro en una impresora 3D, y en menos de 40 minutos me lo fue a dejar un dron, que además me explicó cómo instalarlo. A veces, eso sí, echo de menos a los antiguos repartidores, los ciclistas que andaban con las inmensas mochilas en sus espaldas. Yo sé que era un trabajo tortuoso, pero al menos podías conversar de algo cuando llegaban y te daban las gracias.
En fin. Es lo mismo que ha pasado con las ferias: ahora las han ido reemplazando estos mismos vehículos, poniéndose ciertos días en plazas a vender las frutas y verduras de los distintos huertos como el nuestro, cubriendo un radio exacto de 5km. Es todo muy robótico pero es más eficiente, barato y la huella de carbono se redujo casi a cero. Y como el calor dura desde septiembre hasta abril, tenemos producción casi todo el año.
Tal como lo decíamos antes, este escenario plantea desafíos no solo para el retail o las empresas de logísticas, sino que también para la planificación de la ciudad, la industria inmobiliaria, los fabricantes de autos, tecnología y muchos otros.
De la inmensidad de reportes e iniciativas, seleccionamos algunas mas representativas de la industria del transporte de carga (DHL), de consultoras que están abordando estos desafíos (McKinsey), y a nivel local por parte de la Cámara de Comercio de Santiago.
DHL, la empresa multinacional de paquetería y envíos, es un buen ejemplo: constantemente está investigando y publicando reportes sobre diferentes temas asociados a la última milla.
También desarrollan un radar de tendencias asociadas a logística. Así pueden mapear y asimilar rápidamente las señales que se van haciendo fuertes y que luego se transforman en oportunidades de desarrollo.
Una de las consultoras más importantes del mundo, ha desarrollado importantes investigaciones y estudios para abordar los desafíos del transporte comercial urbano.
También tiene varios reportes que abordan distintos aspectos de la última milla en relación a ecommerce y logística en la ciudad.
CCS Junto con Kaweskar Lab se habilitó un observatorio que está permanentemente monitoriando el desempeño de diversos indicadores de ecommerce. En este reporte se focalizó en última milla.
Otra iniciativa es el Laboratorio de Logística del Comercio Electrónico, desarrollado en alianza con el Centro de Transporte y Logística de la Universidad Andrés Bello y el Comité de Comercio Electrónico de la CCS.
En Japón, Singapur y otros países asiáticos, las tiendas online ofrecen la opción de retirar en los almacenes 7 Eleven más cercanos. (Ver caso) Esto mismo está ocurriendo en Latinoamérica con la cadena OXXO. En Chile, la startup PickupPoint conecta lugares como negocios de barrio o tiendas pequeñas y las habilita como pickup points o lugares de retiro.
Así como algunos arriendan online sus piezas o casas, hay personas y empresas que ponen a disposición espacios para que otros los utilicen como bodegas temporales. (Ver caso) En Estados Unidos, la app Neighbor conecta personas que necesitan guardar cosas con otras que tienen espacio disponible.
Estos nodos están formando los nuevos barrios industriales: son pequeños talleres de fabricación 3D on demand, distribuidos estratégicamente en la ciudad. En China, algunas compañías toman datos online desde el consumidor, y a partir de ahí desarrollan nuevos productos que fabrican en microestudios, que no hacen más de treinta piezas diarias, y están localizados en la misma zona de sus consumidores. Así, todo el proceso se acorta considerablemente.
En vez de tener camiones cargados circulando por la ciudad, estos centros de consolidación, generalmente ubicados estratégicamente en la ciudad, permiten ordenar y redistribuir la carga, para luego ser distribuida en vehículos más eficientes, apoyando la logística de la distribución intermedia B2B -business-to-business-. Es lo que hace CityDepot en Bruselas, conectando a transportistas, proveedores, mayoristas y minoristas, con vehículos ecológicos y seguimiento online.
Antes de querer comprar algo, hay un algoritmo que ya sabe lo que deseamos. La anticipación de la demanda por parte de una inteligencia artificial (IA), a través del análisis de datos del comportamiento de consumo, es algo que ya está instalado en los e-commerce más importantes del mundo. La IA, además, permite optimizar procesos de la cadena de suministros y gestionar las relaciones con los clientes.
En cuanto a la Internet de las cosas (IoT), Amazon es uno de sus principales exploradores, ya sea a través de la gestión de sus enormes bodegas y centros de distribución —donde robots automatizados ordenan y distribuyen paquetes mediante el uso de sensores— o la experiencia de compra en sus tiendas Amazon Go.
Los consumidores aún valoran la experiencia de ver y tocar los productos antes de comprar, por lo que la tienda sigue siendo un activo. La cadena Hema, perteneciente a AliBaba, lleva esta experiencia de integración entre online y offline a un constante diálogo entre productos e información. Podemos ubicar estas tendencias en una matriz conformada por dos ejes, según las dimensiones determinantes para el desarrollo de la última milla.
La primera es el delivery (ya sea centralizado, donde el consumidor se acerca al punto de entrega, o ubicuo, donde la entrega se adapta al lugar en que se encuentre el consumidor), y la otra es la escala (centrado uno en la persona y su contexto individual, y el otro en la escala urbana de la ciudad).